¿Qué es un bioplástico? Definiciones y conceptos clave
La preocupación por el medio ambiente ha llegado para quedarse, y con fuerza. En la última década, las empresas fabricantes y comercializadoras de plásticos han encaminado sus esfuerzos a la búsqueda y desarrollo de nuevos materiales más ecológicos, previendo las tendencias del sector.
Sin embargo, al gran público este cambio de tercio le ha cogido, en gran parte, por sorpresa. El consumidor, si bien intuía que se estaba fraguando dicho cambio, no ha sido del todo consciente hasta que se han empezado a materializar las primeras medidas prácticas que han afectado a aspectos concretos de su vida, como el cobro de las bolsas de plástico de forma obligatoria en los supermercados, la retirada paulatina de objetos plásticos desechables de, por ejemplo, restaurantes de comida rápida, o la aparición de “materiales biodegradables” como reclamo publicitario en campañas de marketing a gran escala de productos alimenticios envasados.
Esto ha motivado que, de la noche a la mañana, hayan comenzado a circular de forma descontrolada una serie de términos que hacen referencia a nuevos materiales de naturaleza plástica, pero de los que se desconoce a ciencia cierta su significado. ¿Qué es realmente un plástico biodegradable? ¿Es lo mismo que decir bioplástico? ¿Qué características presentan estos plásticos que los hacen más respetuosos con el medio ambiente? He aquí algunas de las dudas lógicas que pueden surgir al hilo de esta tendencia.
Además, y para mayor desinformación, tampoco internet y otros medios de comunicación han servido de gran ayuda para solventar las preguntas suscitadas, sino todo lo contrario, echando más leña al fuego aún en la vorágine de “léxico sostenible”.
Por tanto, y como herramienta crítica para discernir los conceptos aplicables al sector de los plásticos en general y del envasado, en nuestro caso, en particular, es necesario puntualizar una serie de conceptos clave, para su desambiguación y mejor comprensión.
¿Qué es un bioplástico?
En primer lugar, y por partir de la palabra más generalista, ¿qué es un bioplástico? Este es, quizá, el término sobre el que menos consenso hay, siendo utilizado en diferente contextos y abarcando un grupo de productos bastante heterogéneo.
El director ejecutivo del Instituto de Productos Biodegradables, Steven Mojo, comenta que “biopolímero” o “bioplástico” (que, en este caso, sí podrían ser empleados como sinónimos), a pesar de ser utilizado como léxico especializado, no tiene una clara definición, siendo usado, en ocasiones, como plástico de origen renovable y, otras, como sinónimo de biodegradable.
De todos modos, y a pesar del carácter más genérico y, por tanto, menos restrictivo de la palabra “bioplástico”, CEN/TR 15932:2010 ”Plásticos. Recomendaciones para la terminología y la caracterización de biopolímeros y bioplásticos”, establece unos usos más concretos, abarcando los siguientes conceptos dentro del término “bioplástico”
– Biogénicos, en cuanto al origen renovable de las materias primas.
– Biodegradables, en cuanto a su funcionalidad.
– Biocompatibles, en cuanto a su compatibilidad con tejidos vivos
¿Biobasado, biodegradable o compostable?
Una vez introducidos en la jerga técnica, pasaremos a desarrollar otros conceptos que sí tienen una definición más clara y concreta, entre los cuales nos encontramos, por ejemplo, con biobasado, biodegradable y compostable.
Un material biobasado es aquel cuyo origen, es decir, la fuente de la cual proviene el carbono de su cadena polimérica, es de carácter renovable. Puede obtenerse a partir de biomasa, por síntesis de biomonómeros o bien producidos por microorganismos.
En cuanto a biodegradable, se denomina así a un material que se degrada como resultado de la acción natural de microorganismo, como mohos, bacterias o algas. No hace referencia al tiempo necesario ni a los cambios físico-químicos que ocurren.
Según AENOR, un material debe cumplir, para ser considerado como tal, lo especificado en la norma UNE-EN 13432, que define la biodegradabilidad como “descomposición de un compuesto químico orgánico por microorganismos en presencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, agua, sales minerales en cualquier elemento presente (mineralización) y nueva biomasa; o bien en ausencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, metano, sales minerales y nueva biomasa”.Entonces, ¿qué relación existe entre estos dos conceptos mencionados? ¿Tienen que ir necesariamente unidos? La respuesta es NO. De hecho, un material biobasado puede ser biodegradable o no, y, a su vez, un polímero biodegradable puede ser o no biobasado, dependiendo de su origen. Hay materiales biodegradables que se obtienen a partir de fuentes renovables, ya sea de forma natural o sintetizados biotecnológicamente, y otros que provienen de fuentes no renovables (fósiles).Tras haber aclarado los primeros escalafones, vamos a seguir con otro término clave del lenguaje de los bioplásticos: compostable. En este caso, los plásticos de naturaleza compostable sí tienen que ser biodegradables por definición, lo cual es condición necesaria pero no suficiente. Esto implica que, dentro del conjunto de los biodegradables, podemos encontrar materiales compostables y otros que no lo son.
La clave diferenciadora radica en que, en un material compostable los tiempos de biodegradación se acortan, y, a mayores de la producción de materia orgánica, agua, gases… por la acción de los microorganismos, no se generan sustancias tóxicas ni compuestos distinguibles a la vista. En este proceso de descomposición solamente se genera compost (o abono orgánico).Por otra parte, dentro de los materiales compostables, se puede establecer otra distinción más, y es la de los plásticos denominados “OK Compost HOME”, según la organización internacional Vinçotte, dedicada al estudio y certificación de productos dentro de este ámbito. Estaríamos ante el escalón más alto dentro de los bioplásticos, puesto que se trata de plástico que no necesitarían de condiciones de compostaje industrial para su total degradación, sino que podrían incluso ser transformados en compost orgánico en el propio hogar o abandonado en la naturaleza.Después de haber explorado más o menos en profundidad el círculo de los bioplásticos, también cabe destacar otros tipos (o más bien otros procesos) que, si bien no convierten a los plásticos tradicionales en bioplásticos, pueden suponer mejores estrategias de cara a su tratamiento y posterior desechado.
Dentro de este grupo se enmarcarían los degradables, polímeros convencionales que, mediante la acción de un agente pro-degradante, aceleran su degradación y posterior ataque de las cadenas poliméricas mediante la acción de microorganismos, de forma que se producen partículas de microplástico pero que no pueden ser asimiladas por las plantas en una primera fase. Esto puede ser inducido por la luz ultravioleta (fotodegradación), o por aditivos oxidantes (oxodegradación). Obviamente, estos materiales no cumplen con los requisitos establecidos por la norma UNE-EN 13432 para tener el status de biodegradables.
Visto todo esto, la decisión de hacia dónde deben ir encaminados los esfuerzos de cara a un futuro más sostenible está clara. Aquellos plásticos que presentan las características de biodegradabilidad y compostabilidad son la alternativa viable y real a una industria que lleva décadas generando más residuos de los que el planeta puede absorber.
En Coverpan somos conscientes de ello y estamos trabajando para cambiar nuestra línea de negocio, con nuestra nueva estrategia “PackInGreen”.
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